Ecos de una ciudad sumergida.

Translator / traducteur / übersetzer / traduttore...

jueves, 8 de septiembre de 2011

CERRADO POR VACACIONES!!


Como lo leéis. Hasta los dioses cósmicos y de insondable poder sufren estrés laboral, y nada mejor para solucionarlo que una escapada al lejano Oriente. Con dolor en el corazón he de abandonar mis obligaciones bloggeras para lanzarme a la aventura por tierras chinas. Bueno no, la verdad que no me duele en el corazón, que llevo un año planeándolo,jajaja. Pues eso, que me guardéis bien R'Lyeh, no montéis fiestas y secadme los cactus cada dos días, que son muy delicados. Espero que paséis un buen mes, y en Octubre nos vemos de nuevo!!

Con odio insondable,

Cthulhu

miércoles, 7 de septiembre de 2011

SKRAECKOEDLAN - Äppelträdet (2011)

 


A pocas horas para largarme de vacaciones, no podía resistirme a reseñar uno de los álbumes que mejor me lo ha hecho pasar este Verano. Desde Suecia (otra vez, y van…) nos llega el debut de esta jovencísima banda formada en 2009. Bajo la bandera de Transubstans Records (vaya catálogo el de estos señores!), presentaron su primer disco a mediados de Junio, y las alabanzas a su grueso stoner metalizado no tardaron en llegar. Cantando en su idioma y eligiendo un impronunciable nombre para cualquiera que no sea sueco, el cuarteto deja claro que no se casan absolutamente con nadie, algo de alabar en este mundo bajo el rodillo anglosajón.


 El nombre de la banda, traducido al castellano paladín, vendría a ser algo así como terrible lagarto o dinosaurio, lo que viene que ni pintado a la música de estos angelitos. Y es que la colección de ciclópeos riffs que se gastan es lo más cercano a una estampida de esos seres que se puede escuchar hoy día. Comparados con los primeros Mastodon por mucha gente, en mi opinión sólo comparten con los estadounidenses ese poderoso músculo metálico que exhiben cuando se lanzan al galope, porque en lo demás Skraeckoedlan se decantan por una propuesta que exhibe un stoner de elevado octanaje. Con pelotas, vamos. No esperes escuchar nada novedoso, pero sí una colección de canciones incontestable, con un gancho espectacular, y en el que estos chavales demuestran una maestría pasmosa a la hora de conjugar riffs gordos como cabezas de enano con unas melodías irresistibles. En muchos momentos se asemejan también a Dozer, aunque ningún disco de éstos me ha hecho mover las greñas como Äppelträdet, he de decir. Creo que el grupo más similar a los suecos son los también grandes Red Fang, por ese sonido a medio camino entre el metal y el rock. Tampoco hacen ascos a coquetear con las progresiones, pero en líneas generales estamos ante un álbum hecho para avasallar, directo y rápido como un puñetazo en plena cara. Como si de unos AC/DC del stoner se tratase, sus canciones no difieren mucho entre ellas, pero cada una es un hit en potencia, y es muy difícil que tu cuello o tus pies paren de moverse a lo largo de los casi 45 minutos de duración del álbum. Misiles como Världarnas Fall, Äppelträdet, Haven o Cactus deberían entrar en la categoría de armas de destrucción masiva por lo demoledor de sus riffs y lo contagioso de su carga viral en forma de melodías redondas. La verdad que poco más se puede decir de un artefacto de estas características. A mi me ha hecho descoyuntarme, sonreír, alzar los puños al cielo. No le podría pedir más a un disco de rock. Como he leído por ahí, Skraeckoedlan no han inventado la rueda, pero por Satán que la hacen girar como pocos!


Los dinosaurios no se extinguieron, viven en Suecia. Äppelträdet es uno de los debuts más redondos del año, y coloca a Skraeckoedlan como una de las bandas más prometedoras dentro del stoner. Prepara tus cervicales, porque estos saurios no hacen prisioneros.

NOTA: 8,75/10


domingo, 4 de septiembre de 2011

HILLS - Master Sleeps (2011)



Puede parecer extraño que cuando la mitad de los blogs están al rojo vivo por las filtraciones de lo nuevo de Opeth y Wolves In The Throne Room, un servidor dedique esta reseña al segundo disco de estos semi desconocidos músicos suecos cuyo trabajo apareció a comienzos de año. ¿La razón? Pues hay varias. La primera: ni el álbum de las huestes de Akerfeldt ni el de los norteamericanos son artefactos que se puedan valorar en dos escuchas superficiales. Envidio a todos aquellos que al día siguiente de tener el disco en sus manos son capaces de hacerlo. Yo no, a no ser que tire de generalizaciones vacías y frases hechas, que no lo voy a hacer. La segunda: estoy hasta los tentáculos de cambiar constantemente los planes que tengo para Ecos de R´Lyeh al calor de tal o cual novedad. Paso, ni que fuera un crítico de música (Satán no lo quiera...). La tercera, y más importante: Master Sleeps es un discazo, y tras meses de disfrutar como un enano con él, he decidido que tiene preferencia sobre todo lo demás. Terminadas las explicaciones (que también me las podría haber ahorrado), entro en harina. Hills es un trío oriundo de Göteborg que comenzó su andadura allá por 2006, y cuyos miembros estables son Hanna (batería), Kalle (bajo, guitarra, órgano) y Pelle (guitarra). A esta columna vertebral la banda ha ido añadiendo, sobre todo en directo, a diferentes músicos para enriquecer un sonido que se mueve por los postulados de la psicodelia, el space rock y el krautrock. En 2009 editan su debut epónimo, descartando cualquier tipo de promoción y con una tirada limitada de 300 copias. Las críticas son muy favorables y le edición se agota rápidamente, teniendo que ser reeditada en 2010 por Sulatron Records. Debido a esto aparecen en el radar de Transubstans Records, que los suma a sus impresionantes filas, junto a bandazas como Crystal Caravan, Abramis Brama, Siena Root o The Gravitators. Instalados junto a lo más granado del rock sueco, a principios de año editan Master Sleeps, su segundo álbum de estudio.


Master Sleeps ahonda en la senda iniciada por su debut, puliendo su sonido y dando como resultado un trabajo muy superior a aquel, y en el que la sabia mezcla de influencias deviene en un trabajo precioso, evocador, fluido y (lo más loable) tremendamente adictivo. Durante los 36 minutos que dura el álbum (otra cosa sorprendente tratándose de un disco de psicodelia), os sentiréis atrapados en un fascinante mundo donde el post-rock, el krautrock, el space rock, la psicodelia y el abientalismo oriental son sus paisajes dominantes, entremezclados en una danza realmente hipnótica. Lo más destacado es ese hecho que comentaba, lo adictivo de los seis cortes encerrados en Master Sleeps. Alcanzando la cuadratura del círculo, el trío sueco logra compaginar la evocación y expansión inseparables a la psicodelia con unas melodías que se te graban a fuego en el cerebro, logrando que pinches frenéticamente el álbum una y otra vez. Las influencias del krautrock alemán están muy presentes en todos los temas, destacando el inicial Rise Again, armado a base de unas estructuras repetitivas y que me recuerda mucho a la propuesta de los también interesantes Moon Duo. En líneas generales podríamos decir que estamos ante un álbum que degustarán con alegría tanto fans de la Velvet Underground como los hippies más lisérgicos, algo nada fácil de conseguir, todo sea dicho. Bring Me Sand es una puñetera pasada, a cuya base percutiva de esquema repetitivo se van sumando diversas capas de guitarras de sonoridades orientales, dando lugar a uno de los temas más bellos que he escuchado este año. Como si nuestros Toundra se hubieran pegado un viaje de ácido en el lejano oriente. Claras Vaggvisa hace hincapié en un ambientalismo donde el principal protagonista es el órgano, que nos hace de guía, de rayo de luz en un corte que invita a perdernos en la oscuridad tras nuestros párpados cerrados, en esa quietud inconfundible de los que consiguen acallar todos los ruidos de su cabeza. The Vessel es otro de los temazos de Master Sleeps, y donde descubrimos que además de escuchar a Hawkwind, estos tíos han mamado también mucho punk. Una pasada de canción que con pasmosa facilidad hace copular al space rock, el punk y el orientalismo, en un corte que destila talento por los cuatro costados. Master Sleeps, la canción más larga del disco con sus nueve minutos, es un homenaje en toda regla a los míticos Can, padres de gran parte de los sonidos lisérgicos y que demostraron que se puede atravesar el cosmos sin necesidad de filigranas, y que a veces el minimalismo es la vía más efectiva para abrazar el infinito. El álbum se cierra con Death Shall Come, un mantra en toda regla cargado de drones y de oscuros cánticos, y cuya parte final llevará al extásis a todos los fans de la Velvet Underground y The Doors. Nunca el Universo se había concentrado en tan poco espacio, y de manera tan certera. Master Sleeps es uno de los discos más flipantes que he escuchado este año, y toda una llamada de atención hacia una de las bandas más prometedoras del panorama rockero actual. Haciendo suyas las proclamas filosóficas orientales, Hills demuestran que para alcanzar el pleno extásis la vía correcta no es el barroquismo ni el adorno superfluo, sino la simplificación, el desnudar el alma de todo lo banal para llegar al verdadero significado de la cosas y de uno mismo.


Master Sleeps es un disco espectacular, que deja anonadado por la pasmosa facilidad con que auna lo mejor de toda una diversidad de estilos, convirtiendo Master Sleeps en un viaje cautivador, narcótico y muy adictivo. Todo un sorpresón que se aúpa a lo más alto de un 2011 que va a vender muy caras las medallas, amén de poner en el punto de mira a una formación que a buen seguro nos reserva muchas más alegrías en un futuro cercano.

NOTA: 9,25/10